Una llamada inesperada

-¿Aló?- “Hola… a continuación le entregaremos una información que será de su completo agrado, espere en línea…
- (silencio)
- Una de nuestras operadoras atenderá su llamada… espere en línea
- (silencio)
- Lo sentimos… todas nuestras operadoras están ocupadas, lo contactaremos más tarde”

Simplemente, ¿qué es eso?…. Dos veces al día suena el teléfono de mi casa con esa maldita grabación y todos ya estamos perdiendo la paciencia. Investigando con los miembros de mi familia sé y me consta que a nadie le interesa la famosa “información”, que para nadie es “de completo agrado”, y que francamente no existe nada más desagradable que levantarse a contestar el teléfono y que te aparezca un amigable voz femenina que te invita a entusiasmarte esperando en línea, para que una pobre perica se presente amigablemente y te repita por enésima vez en el día el discurso que ha pronunciado para miles de chilenos molestos.

Y ese es el punto… si uno no asume que debe contestarle a la pobre fulanita, un sistema telefónico registra que tu hogar no ha recibido la llamada, y así, junto a otro miles de números, empiezas a divagar por una eterna base de datos y el teléfono de tu casa suena interminablemente hasta que “ellos” logran su objetivo.

Entendiendo eso, mi familia se propuso atender a la famosa operadora… y es ahí cuando entra el nuevo problema, y por lo mismo la indignación globalizada de mi núcleo familiar. Que después de que esperaste en línea casi cinco minutos para que “una de nuestras operadoras atienda su llamada” y te contesten: “lo sentimos… todas nuestras operadoras están ocupadas, lo contactaremos más tarde”, es literalmente empelotante. Así, tal cual…

Por lo menos, cuando te llama Pablo Longueira, Joaquín Lavín, Michelle Bachellet, Javier Miranda, Coco Legrand o quien sea… sabes que es para promocionarse políticamente o para pedirte que ayudes a una fundación… pero que te llamen para que esperes que una operadora te “de una información” y que más encima esa famosa perica nunca te conteste… ¡No hay derecho!

Ah y no se te ocurra cortar… eso es la crónica de una muerte anunciada.